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ATENEO de MELIPILLA Juan Fco. González

Ulises Mora Ortiz

<em>Ulises Mora Ortiz</em>

Cosas de Melipilla

Mira tú, donde vine a caer
en este Logroño trasplantado
con cuatro “Melipillanes” vejetes
que aun siguen revoloteando por el valle
dándose golpes y empujones con sus alas de viento
me lo advierte el perro de la vecina
que aúlla y gime sin motivo ni razón,
a pesar de que hay espíritus endiablados
y por broma o por hastío
¡anda a saber las cosas que pueden suceder!.

*

Yo creo que el destino y la vida son amantes
y cuanto traman juntos en la cama
así no más es
y que no existe mortal,
ni ley de Dios que pueda este sino cambiar

*

Las micros, que casi siempre partían tarde
se iban llenitas rumbo a la costa
con todas las tías y abuelas
desde mi barrio pobre de Conchalí.
Y ahí estaba como un jardín floreciente en el camino
la cariñosa Melipilla, esperándonos
con sus dulces y manjares
vestida de fruta y de hermosos colores

*

Ante un ventanal divino en un frío amanecer
conocí la belleza, galana como una rosa
al verme medio empalado, me miró sonriendo
y yo, bajé la mirada, enrojecido como un tomate.
Pero sus ojos y sus labios confitados
nunca, nunca los arranqué de mí

*

¡Melipillana, Melipillana linda!
¡Mira que te salió poeta aquel niño tonto
que encantaste una mañana,
bajo el conjuro de una taza de café!
¡Mira que te salió poeta!.
De esos que vuelven como las olas,
siempre a la misma playa
como los sueños, como las aves
y con recuerdos que jamás se le olvidan

*

Hacia la tarde el viento llega silbando
la mejor de sus tonadas.
El estío amenaza con sus ejércitos de fuego y de soles
y Melipilla “Hembra”, me va enseñando un poco más de sí
y nos vamos, como novios, conociendo…
Y por sus calles me voy en busca de aquellas cosas
que sólo algunos podemos ver
que no es más que la vida misma
hecha poesía, con zapato “huaso” y sombrero alón

Atrás se va quedando lo que ya viví.
Hoy…Yo soy de Melipilla…

Tarde melipillana

Con la tarde las brisas llegan
desde la costa
y penetran sin permiso por la ventana.
Los niños en la calle
aprenden a patear el mundo
corriendo como locos tras un balón.

Los más pequeños
juegan a ser dictadores.

La tetera me avisa que son las cinco
y sobre una hoja dejo el bosquejo de un poema
a medio terminar.

A esta hora la televisión es un fiasco
y entre un celular dormido
y una canción ranchera que viene de todas partes
prefiero la Magia de la escala.

Y subo y bajo
y voy del comedor al estudio
del aburrimiento al hastío
de la ventana a la puerta
de la soledad a la desolación.
Y tu imagen se me aparece
y tu voz me nombra
y para no recordarte,
para no sentirte
me acuerdo de ti todo el día.

(No será la mejor estrategia)

Pero así te tengo y no te tengo

¡Maldita sea!

Así te mato y me muero
y renazco y renaces
como el lucero de la luna
al morirse el sol

Las brisas llegan atropellando desde la costa
y yo como un desquiciado
por más que intento no puedo
y no quiero olvidarte.
Porque te tengo ansias.

Porque tengo sed de beberte entera.

Desde los dedos hasta los suspiros
Y después…Amarte.
Amarte
Hasta las últimas consecuencias.

El desengaño

La conocí en la fonda: “Los Guachacas”.

Tenía los ojos verdes.

“Melipillana pura”

Le invité una copa
y se tomó tres botellas.

A mitad de noche me fui de ahí
con ella mareada
dando saltos y tumbos por las callejuelas.

Las aceras en Melipilla son un reflejo de lo que es la vida
sobre todo en una noche oscura.

En “Silva Chávez” comencé a besarla.

Descubrí su torso
mientras sus labios gruesos me quemaban.

Y cuando bajé al paraíso prohibido.

Ya no era ella.

¡Era “Melipillano” el degenerado!

¡Y caramba cómo bebía y cómo besaba!

Que si no hubiese sido la calamidad que era.

¡Por esta copa juro!

Que termino

Enamorado.

(Del libro “Melipilla: lugar de encuentro”. Año 2006)

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